En un rincón de mi memoria, sobran noches de tristeza, poca gloria, y soledad. Y en el hueco de los años más dorados caben tus ojos prestados y un adiós para olvidar. Pastillitas del olvido, tengan el recuerdo vivo de la noche que la vi bailar. Se movía como loca, inestable y caprichosa, y era triste como mi ciudad.
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