- Eres imposible. comentó y soltó una carcajada breve y frustrada.
- ¿De qué manera te puedo explicar esto para que me creas? No estas dormido ni muerto. Estoy aquí y te quiero. Siempre te he querido y siempre te querré. Cada segundo de los que estuve lejos estuve pensando en ti, viendo tu rostro en mi mente. Cuando te dije que te quería solo como amigo, esa fue la peor de las blasfemias.

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